Una práctica que parece inofensiva podría estar afectando la salud bucal de millones de personas. Según especialistas en periodoncia e implantes, enjuagarse la boca inmediatamente después del cepillado podría reducir considerablemente la efectividad del flúor y otros agentes activos presentes en la pasta dental.
Lejos de ser un buen hábito, el enjuague posterior arrastra compuestos clave como la alantoína, los aceites esenciales y la caseína fosfopeptida (CCP), que requieren más tiempo de contacto con los dientes para proteger el esmalte, reducir la sensibilidad y prevenir las caries.
“El flúor necesita permanecer más tiempo en la boca para fortalecer el esmalte. Enjuagarlo de inmediato lo elimina antes de que cumpla su función”, explican expertos.
Pero mientras esta recomendación gana fuerza, una nueva y preocupante investigación ha encendido las alarmas: muchas pastas dentales ampliamente distribuidas en el mercado contienen metales pesados peligrosos, incluyendo plomo, arsénico, mercurio y cadmio.
La denuncia de una activista y una advertencia ignorada
La activista estadounidense Tamara Rubin, fundadora de Lead Safe Mama, publicó los hallazgos de un análisis realizado a 51 marcas de pasta dental, muchas de ellas dirigidas a niños o comercializadas como productos ecológicos.
El estudio, respaldado por pruebas de laboratorio y escaneos XRF, reveló que cerca del 90% contenía plomo, el 65% arsénico, el 45% mercurio y un tercio cadmio —todos ellos considerados carcinógenos y altamente tóxicos para la salud.
Algunas marcas señaladas en el informe incluyen nombres populares como Crest, Sensodyne, Tom’s of Maine, Dr. Bronner’s, Davids y Dr. Jen.
Ninguna de estas compañías ha emitido declaraciones comprometiéndose a retirar los contaminantes, según declaró Rubin a The Guardian.
“El plomo causa daño neurológico en los niños, afecta los riñones y está vinculado con enfermedades cardiovasculares. No debería estar presente en un producto de uso diario, especialmente dirigido a menores”, afirmó Rubin, cuya trayectoria como activista comenzó tras el envenenamiento por plomo de su hijo en 2005.
Polémica y contradicciones
Pese a sus hallazgos, Rubin ha sido una figura polémica. Fue procesada en 2017 por fraude y robo, acusaciones relacionadas con su antigua organización sin fines de lucro, Lead Safe America Foundation.
Sin embargo, tras cumplir su condena, ha continuado su campaña informativa, atrayendo tanto apoyo como críticas por sus métodos y conflictos de interés —recibe comisiones por productos que recomienda en su sitio web, muchos de los cuales compiten con las marcas que denuncia.
Las pruebas de Rubin apuntan a ingredientes añadidos como posibles fuentes de la contaminación, particularmente la arcilla bentonítica, la hidroxiapatita (extraída del hueso de vaca) y el carbonato de calcio, utilizados por sus supuestas propiedades de limpieza y remineralización dental.
Según sus investigaciones, estos compuestos presentaban altos niveles de metales pesados, incluso antes de ser incorporados a los productos, recogió La Tercera.
Sin regulación clara
Actualmente, no existe una regulación federal específica que limite los niveles de plomo en productos como la pasta dental. La Ley de Seguridad de Alimentos para Bebés de 2024, aún estancada en el Congreso estadounidense, proponía un límite de cinco partes por mil millones (ppb) para productos infantiles.
Sin embargo, algunas de las pastas analizadas excedieron incluso los límites establecidos para alimentos en California, que son más estrictos.
Ni la FDA ni las compañías involucradas han comentado hasta ahora sobre los resultados del estudio, lo que ha incrementado la preocupación entre expertos en salud pública.
¿Qué recomiendan los especialistas?
Aunque no se desaconseja el uso de pasta dental, los expertos llaman a tomar precauciones: evitar enjuagar después del cepillado, usar pastas libres de sustancias como el triclosán (considerado un pesticida y prohibido en varios países), y elegir cepillos con cerdas suaves para evitar el desgaste del esmalte.
Fuente: CNN Chile