Okinawa es el lugar del mundo con más personas mayores de 100 años, y es que, por cada 100.000 habitantes, la isla japonesa tiene 68 que superan el siglo de vida. Por esta razón, para todo aquel que busque la ‘eterna juventud’ tiene que mirar hacia esta ‘zona azul’ del planeta y los hábitos que aplican para vivir más y mejor.
Si algo destaca a los asiáticos es la capacidad que tienen para superar los 100 años de edad. No es un trabajo que logran de un día para otro. Detrás de esto hay un estilo de vida sana que va entre meditación, salud, deporte y alimentación.
Es sobre el ítem de los alimentos, digestión e inmunidad, que varios estudios revelan la importancia y relación directa que tienen con la longevidad. Así lo ha afirmado Craig Willcox, profesor de salud pública y gerontología de la Universidad Internacional de Okinawa quien ha señalado que «aproximadamente dos tercios de la longevidad están relacionados con la dieta y el estilo de vida, el resto es genética».
Mientras que otros estudios, en un intento por averiguar las claves para tener una vida larga y saludable y perseguir el sueño de la vida eterna, como el realizado por la Fundación Novo Nordisk de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), han descubierto que la combinación de bacterias intestinales y virus bacterianos de estas personas podría influir en la prevención de enfermedades, lo que da una mayor esperanza de vida.
La clave: entender la comida como medicina
Según una publicación de National Geographic, los pobladores de Okinawa «entienden la comida como medicina». Por esta razón, los lugareños dedican gran parte de su energía vital a cocinar.
Basan su consumo en cinco porciones diarias de frutas y verduras, acompañadas de algún tipo de pescado local. Además, agregan a su dieta patatas dulces, melón, algas marinas llamadas kombu (con alto contenido en yodo), y calamares y pulpo que ayuda a bajar el colesterol o la presión sanguínea. No abusan del consumo del arroz, lo cambian por el consumo de vegetales y alimentos hecho a base de soja. Se agrega que evitan el consumo de alimento animal, como lácteos, huevos, carne de vacuno, aves y procesados.
Para Willcox, no sólo se basa en una cultura de alimentación. El calor tropical y la marea apacible favorecen que las condiciones de vida sean mejores en la isla. A diferencia de otras regiones de Japón, la puntualidad y la exigencia es más «laxa». Tanto así, que otras ciudades la conocen como el ‘tiempo de Okinawa’.
Fuente: El economista