Esta dieta puede prevenir la inflamación intestinal crónica que según expertos es una de las raíces de muchas enfermedades modernas

Son varios los testimonios que se encuentran en redes sociales sobre las personas que tienen problemas de inflamación intestinal. Son ellas mismas quienes comentan que han debido seguir una dieta antiinflamatoria para poder superar las molestias provocadas por ciertos alimentos.

El bioquímico Gonzalo Jorquera, director del Laboratorio de Envejecimiento Resiliente y académico del INTA recomienda mantener una alimentación equilibrada que incluya frutas, verduras, legumbres, frutos secos que aporten diversos nutrientes a nuestro cuerpo. Asimismo, señala que “si no cuidamos lo que comemos podemos desarrollar inflamación crónica”.

El también doctor en Ciencias Biomédicas explicó a la Universidad de Chile qué puede ocurrir con nuestro cuerpo si consumimos en exceso y de forma sistemática productos con azúcares refinadas y alimentos altos en grasas saturadas. Versus lo que podría generar el mantener una dieta que incluya un alto consumo de frutas y verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas, pescados ricos en omega-3 y alimentos fermentados como el yogur o el kéfir.

Con respecto a qué alimentos pueden inflamar nuestro sistema digestivo, Jorquera detalla que “entre ellos están los azúcares refinados, las grasas trans y saturadas, las harinas blancas, el alcohol y las carnes procesadas. Estos productos no solo alteran el equilibrio de bacterias en el intestino, sino que también aumentan la permeabilidad intestinal y promueven una activación persistente del sistema inmune, generando una inflamación de bajo grado que puede extenderse a todo el cuerpo. Esta inflamación crónica no suele dar síntomas inmediatos, pero con el tiempo se asocia a enfermedades como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo, algunos tipos de cáncer y obesidad“.

La dieta antiinflamatoria y qué debo comer

Jorquera recalca que la dieta antiinflamatoria “no es una dieta única ni mágica, sino que podría considerarse un patrón alimentario que favorece el consumo de alimentos con propiedades antiinflamatorias y evita aquellos que favorecen la inflamación. Se basa en un alto consumo de frutas y verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas, pescados ricos en omega-3 y alimentos fermentados como el yogur o el kéfir”.

También se promueve el uso de aceite de oliva extra virgen y especias como cúrcuma, jengibre, ajo y canela. Al mismo tiempo, se reduce el consumo de carnes rojas, productos ultraprocesados, azúcares simples, harinas blancas y alcohol. En la práctica, este tipo de patrón alimentario se asemeja bastante a la dieta mediterránea o a la llamada MIND diet, que han demostrado beneficios tanto a nivel cardiovascular como cognitivo”, añade.

Junto con eso, agrega que “para evitar la inflamación a través de la alimentación lo importante es adoptar ese patrón general y no enfocarse solo en ingredientes aislados. Comer colorido, variado y lo más natural posible es una buena regla. Alimentos como los frutos rojos, las verduras crucíferas (como el brócoli o coliflor), los pescados grasos (como el salmón), las nueces y las legumbres han mostrado efectos protectores al reducir la expresión de genes proinflamatorios y modular positivamente la microbiota intestinal, clave en la salud inmune”.

“Inflamarse no es lo mismo que hincharse”

El experto también indicó que “la hinchazón o distensión es una sensación física temporal, que puede deberse a gases o a una digestión lenta, mientras que la inflamación es una respuesta biológica del sistema inmune, muchas veces invisible, pero con efectos profundos si se mantiene en el tiempo. Es decir, uno puede sentirse hinchado sin estar inflamado, o viceversa, estar en un estado de inflamación crónica sin notarlo a simple vista“.

Si no cuidamos lo que comemos podemos desarrollar inflamación crónica. Esto se ha documentado ampliamente, y se sabe que es una de las raíces comunes de muchas enfermedades modernas. Una dieta rica en alimentos procesados, grasas poco saludables, azúcares y carnes rojas no solo afecta el peso corporal, sino también la salud metabólica, inmunológica, cardiovascular y cerebral. Por eso, más que una moda, la alimentación saludable representa un enfoque preventivo real y prometedor para promover una vida más sana y longeva“, aseveró.

Fuente: The Clinic

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