La esponja de cocina es un utensilio común en nuestros hogares, indispensable para la limpieza diaria de platos y superficies.
Sin embargo, su uso frecuente puede convertirla en un foco de bacterias y hongos, representando un riesgo para la salud.
El mejor ambiente para las bacterias
Estudios han demostrado que, tras una semana de uso, una esponja puede albergar hasta 54 millones de colonias bacterianas por centímetro cúbico, incluyendo patógenos como E. coli y Salmonella.
La estructura porosa de las esponjas retiene humedad y restos de alimentos, creando un ambiente propicio para la proliferación de microorganismos.
Intentos comunes de desinfección, como hervirlas, introducirlas en el microondas o echarles cloro, no siempre eliminan todas las bacterias resistentes.
De hecho, algunos estudios indican que calentar una esponja en el microondas puede reducir la carga bacteriana, pero no erradicar por completo las bacterias más resistentes, permitiendo su rápida recolonización.
Alternativas más higiénicas
Ante este panorama, es recomendable considerar opciones más higiénicas para la limpieza de la cocina.
Una alternativa eficaz es el uso de cepillos de cocina. A diferencia de las esponjas, los cepillos tienen cerdas que se secan rápidamente y no retienen tanta humedad, dificultando el crecimiento bacteriano.
Además, su diseño permite una limpieza más profunda, accediendo a rincones difíciles y eliminando residuos de manera más efectiva.
Otra opción son los paños de microfibra, que, gracias a su estructura, capturan más bacterias y se secan rápidamente, reduciendo la proliferación de microorganismos.
Estos paños son duraderos y pueden ser lavados y desinfectados fácilmente después de cada uso.
Consejos para quienes prefieren las esponjas
Si decides continuar utilizando esponjas, es fundamental adoptar medidas para minimizar los riesgos.
Los expertos recomiendan desinfectarlas regularmente. Un método efectivo es sumergir la esponja en una solución de agua con oxidante durante cinco minutos, seguido de un enjuague y secado adecuado.
Sin embargo, incluso con desinfecciones regulares, se aconseja reemplazar las esponjas con frecuencia. Algunos especialistas sugieren hacerlo semanalmente, mientras que otros indican que cada dos o tres semanas es adecuado, dependiendo del uso.
También, es crucial evitar el uso de la misma esponja para diferentes tareas, como limpiar platos y superficies, para prevenir la contaminación cruzada.
Fuente: FMDOS