Los resultados mostraron una probabilidad de un 46% mayor de tener un envejecimiento saludable, en comparación con una disminución del 6% entre aquellas que consumían otros tipos de proteínas.
Todas vamos a envejecer, pero envejecer sano es clave de una buena vejez. En este escenario, las dietas vegetarianas y veganas han tomado protagonismo desplazando a las tradicionales dietas carnívoras.
En las últimas décadas, se ha acumulado una cantidad significativa de evidencia científica que sugiere que el consumo excesivo de carne roja puede ser perjudicial para la salud. Estudio anteriores han demostrado que las personas que comen solo dos porciones de carne roja por semana pueden tener un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con las personas que comen menos porciones, y el riesgo aumenta con un mayor consumo.
Esta vez, un nuevo estudio revela que las mujeres que consumen mayores cantidades de proteínas de origen vegetal tienen menos enfermedades crónicas y mayores posibilidades de ser más saludables en la vejez.
El estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Tufts y publicado en The American Journal of Clinical Nutrition analizó datos autoinformados de 1984 a 2016 de más de 48.000 mujeres, inicialmente con buena salud, de entre 38 y 59 años.
Al observar los resultados, notaron considerablemente menos enfermedades cardíacas, cáncer y diabetes, y deterioro de la salud cognitiva y mental, en las mujeres que incluían más proteína en sus dietas provenientes de fuentes como frutas, verduras, pan, frijoles, legumbres y pasta.
“El consumo de proteínas en la mediana edad estaba relacionado con la promoción de una buena salud en la edad adulta”, dijo Andrés Ardisson Korat, científico de la HNRCA y autor principal del estudio. La formula perfecta parece ser obtener la mayor parte de la proteína de fuentes vegetales en la mediana edad, y además una pequeña cantidad de proteína animal para favorecer una buena salud y una buena supervivencia en edades más avanzadas.
Las dietas vegetarianas y veganas, ricas en frutas, verduras, legumbres y granos enteros, ofrecen un festín de nutrientes esenciales que promueven la salud cardiovascular, fortalecen el sistema inmunológico y combaten la inflamación, factores cruciales en la lucha contra el envejecimiento prematuro. Además, estas dietas han sido vinculadas consistentemente a la reducción del riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, comunes preocupaciones asociadas con el paso de los años.
En contraste, las dietas carnívoras, caracterizadas por el consumo predominante de carne y productos animales, han sido objeto de creciente escrutinio. Estudios sugieren que un exceso de proteínas animales puede contribuir a la inflamación crónica, dañar el sistema cardiovascular y aumentar el riesgo de enfermedades degenerativas propias del envejecimiento.