Mitos y verdades sobre cómo curar un resfriado en niños

Llega el frío y, por consiguiente, el aumento de enfermedades respiratorias entre la población. Una de las patologías que más focos acapara es la bronquiolitis, sin embargo, también es una de las que va acompañada de un mayor número de mitos o falsedades, sobre todo en el caso de bebés y niños.

 

Enrique Sánchez, pediatra y neonatólogo del Hospital Vithas Málaga, recuerda que la bronquiolitis «es una enfermedad respiratoria que afecta principalmente a los bronquiolos periféricos. Los síntomas característicos de esta enfermedad son la rinitis, taquipnea, sibilancias, tos, crepitantes y/o aleteo nasal».

En cuanto a su incidencia en paciente infantiles, afirma que «es la enfermedad respiratoria más frecuente en niños menores de dos años y una de las principales causas de hospitalización, principalmente durante el invierno. El virus respiratorio sincitial (VRS) es la causa principal de bronquiolitis. Durante el periodo epidémico, más del 90% de los casos diagnosticados son causados por este virus».

No obstante, ha añadido que «en torno a la bronquiolitis de niños y bebés se han ido generalizando una serie de falsas afirmaciones que cada año provocan que padres y familiares acudan a los servicios de urgencias, cuando en la mayoría de las ocasiones no sea necesario».

El mito del moco verde y espeso

Por ello, Sánchez expone a los diez mitos más generalizados sobre la bronquiolitis. En primer lugar es falso que porque el niño tiene moco verde y espeso es que su catarro se ha complicado, ya que «con el paso de los días, la mucosidad se vuelve más y más espesa. Es la evolución normal de cualquier catarro».

Apunta también a que es falso que la mejor medida contra los mocos es un buen jarabe: «La mejor medida contra los mocos es una buena hidratación del menor, y despejar sus fosas nasales con una buena embolada de suero».

¿Hay que cortar la tos?

Asimismo, es falso que la tos hay que cortarla siempre. Al respecto, señala que la tos es un mecanismo de defensa que favorece la movilización de secreciones. En caso de no producirse esta movilización, el moco estancado puede sobreinfectarse secundariamente por bacterias, con lo cual el proceso puede empeorar. Cuando los niños están acatarrados duermen mal por otras circunstancias, y no solo por la tos: les molesta la garganta y las articulaciones, con la fiebre puede distorsionarse el patrón normal del sueño, etcétera.

¿Es bueno sudar si tenemos fiebre?

También es falsa la afirmación que el niño tiene fiebre, y hay que arroparlo mucho, porque los catarros se han de sudar. «Con la fiebre se tiende a perder líquidos, y si abrigamos mucho hay riesgo de que se deshidrate», ha advertido.

No es cierto que si el niño tiene fiebre, por tal motivo, no hay que bañarle. Así, señala que un niño con fiebre puede ser bañado sin problemas, a ser posible con agua tibia. Se debe tener en cuenta que, cuando se tiene fiebre, se suda más que cuando no se tiene.

¿Son necesarios los antibióticos para un catarro?

Es falso que los catarros «fuertes» se han de tratar con antibióticos. «Los catarros son secundarios a infecciones víricas, y los virus no mueren con los antibióticos».

¿Ayuda el pañuelo en el cuerro si duele la garganta?

Respecto a que cuando al niño le duele la garganta o está afónico, hay que ponerle en el cuello un pañuelo impregnado de alcohol, precisa que «esta medida no solo no beneficia en absoluto al menor, sino que puede derivar en irritación local de la piel. Además, dado que la permeabilidad de la piel en niños pequeños es más alta que en adultos, dicho alcohol puede absorberse y pasar a la sangre».

¿Es correcto usar humificador con bronquitis?

Tampoco es correcto que a un niño con bronquitis, el humidificador le viene bien. Es más, «hasta a un 50% de los niños con afectación bronquial, les perjudica la humedad ambiental»

¿La bronquitis se trata con broncodilatadores?

Añade también que no es correcto que la bronquiolitis en un lactante menor de tres meses se ha de tratar con broncodilatadores. «La bronquiolitis, técnicamente hablando, es el primer episodio de dificultad respiratoria con sibilancias (comúnmente conocidas como «pitos») y de causa infecciosa en un niño de menos de dos años. Se debe a edema en la pared de los bronquios de pequeño tamaño, y dicho edema aparece a raíz de una infección vírica».

«Hay que hacer notar que los broncodilatadores no se han mostrado eficaces en los lactantes más pequeños. Por lo tanto, su uso de rutina no está indicado», ha añadido.

El mito de la radiografía

Por último, es falso que haya que hacer radiografía para diagnosticar la bronquiolitis. «La bronquiolitis tiene un diagnóstico clínico, y por tanto no precisa ni de analíticas ni de ningún tipo de prueba de imagen.

Fuente: El economista

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *