¿Comer carne roja es seguro para el corazón? la respuesta depende de quién financie el estudio

Existe bastante evidencia que indica que el alto consumo de carnes rojas (no procesadas) puede ser perjudicial para la salud del corazón, pero también hay estudios que concluyeron que no habría peligros o incluso puede ser beneficioso. Ahora, una revisión científica encontró que muchos de estos papers tienen vínculos con la industria de la carne, lo que pone en duda sus resultados.

El nuevo estudio de revisión de ensayos clínicos, recién publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, descubrió que la carne roja parece más sana en los estudios financiados por la propia industria de la carne, y además, estos muestran evidencia de calidad baja o muy baja.

Se revisaron 44 estudios, de los cuales 29 tenían vínculos con la industria de las carnes rojas, y el resto eran “independientes”, ya que los autores no declararon financiamiento o conexiones con la industria.

“Todos los estudios independientes informaron resultados cardiovasculares desfavorables (73,3%) o neutrales (26,7%) al consumir carne roja no procesada. Por el contrario, todos los estudios relacionados con la industria de la carne roja informaron resultados cardiovasculares favorables (20,7%) o neutrales (79,3%) para la ingesta de carne roja“, concluyeron.

Los investigadores manifestaron que los estudios financiados por la industria pueden subestimar el beneficio que puede tener reducir el consumo de carnes rojas para la salud cardiovascular.

Recordemos que, el consumo descuidado de esta carne, puede causar problemas cardiovasculares, obesidad, aumento del colesterol, diabetes tipo 2 e incluso algunos tipos de cáncer.

¿Es o no es seguro comer carnes rojas?

Los expertos apuntan a la posibilidad de que los sesgos entorpezcan la investigación científica que nos diga exactamente si las carnes rojas afectan negativamente a la salud.

Así como ha ocurrido, por ejemplo, con el alcohol y el tabaco, donde hay una vasta literatura científica financiada por estas industrias que cuestiona los riesgos a los que apuntan los estudios independientes.

La investigación en nutrición no está libre de este sesgo, ya que varios estudios han sugerido una fuerte correlación entre la investigación financiada por la industria alimentaria y los resultados científicos que se alinean con los intereses de los patrocinadores”, señala el paper.

Los expertos señalan que, cuando cualquier grupo de la industria alimentaria paga por la investigación, es muy posible que sea para promocionar y vender su propio producto, y esto también puede ocurrir con alimentos o productos que se consideran sanos.

Por supuesto que puede existir una parte de la industria que sí tiene estándares éticos razonables en los que basan sus áreas de investigación, con real foco en la salud pública, pero ¿quién nos asegura eso? Por eso, los expertos llaman a que se inviertan más fondos públicos en la investigación nutricional, ya que, de lo contrario, esta quedaría en manos de la industria.

Deirdre Tobias, profesora adjunta de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard, escribió una editorial sobre este nuevo estudio, donde plantea que todavía es difícil saber qué creer.

La presencia (o ausencia) de vínculos con la industria de la carne roja delineó claramente los hallazgos sobre la salubridad del consumo de carne roja no procesada“, reconoció, pero también dice que habría que considerar otros factores.

Por ejemplo, la selección de los estudios, qué fueron analizados, bajo qué estándares se realizaron y con qué tipos de dieta se comparó el consumo de carnes rojas no procesadas.

De hecho, en la misma revisión, los investigadores aclaran que otras revisiones, bajo otros estándares, no han encontrado una diferencia significativa entre estudios financiados por la industria y estudios independientes.

“Cualquier conclusión de un ensayo sobre la carne roja y el riesgo de enfermedad cardiovascular puede modificarse directamente por la elección de la dieta de control“, advierte Tobias.

La experta dice que hay que perfeccionar el foco, “preguntas como: ‘¿reducir la ingesta de carne roja mejora el riesgo de enfermedad cardiovascular?’, sin detalles del crítico: ‘¿en comparación con qué?’, ​​son en última instancia demasiado vagas para ser útiles“, plantea.

Sin embargo, puntualiza que “la creciente evidencia de ensayos clínicos, independientemente de su vinculación con la industria, sigue respaldando las directrices dietéticas que promueven las verduras, los cereales integrales y una preferencia por las proteínas vegetales, con una reducción del consumo de cereales refinados y carne roja y procesada”.

Referencias:

Miguel López-Moreno y otros autores. Patrocinio de estudios industriales y conflictos de intereses sobre el efecto de la carne roja no procesada en el riesgo de enfermedad cardiovascular: una revisión sistemática de ensayos clínicos. The American Journal of Clinical Nutrition, 2025.

Editorial: Eres lo que no comes, por Deirdre K. Tobias, profesora adjunta de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard. The American Journal of Clinical Nutrition, 2025.

Fuente: BioBioChile

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