Un like, un comentario o un mensaje privado: cuando se cruza la línea de la infidelidad en la era digital

El amor en los tiempos de redes sociales parece haber cambiado algunas concepciones que se tienen sobre la infidelidad. Donde para algunos el poner ‘like’ a una foto de otra persona se considera una falta de respeto en la relación para otros no significa nada.

¿Qué significa ser infiel hoy en día? La fidelidad, más que una norma universal, parece una construcción cambiante y profundamente personal, que debe ser conversada en un paso previo antes de convertirse en pareja.

El psicólogo y académico de la Universidad Central, Gonzalo Soto, explica que “hay que diferenciar que la pareja pasa por etapas y, ya estando en pareja, las personas podemos mirar contenido de redes sociales de otras personas. Lo que yo miro, cómo lo observo es lo que podría incomodar a un otro”. En esa línea afirma que “uno puede seguir a personas y no por eso está siendo infiel. La infidelidad tiene un componente cultural que, por supuesto, cada persona organiza de una forma determinada. Entonces, los celos se activan o aparecen cuando uno de los integrantes de la pareja evalúa que podría ser atentatorio o dificultoso para la relación“.

“Cuando estoy mirando redes sociales y aparece una modelo que me gusta y la sigo, porque me gusta como es. No por eso estoy siendo infiel con mi pareja. Hay que entender que la fidelidad no es una posesión del otro, la fidelidad es una decisión donde yo decido. En relación a lo que he construido con mi pareja, optar por ciertas distancias o encuentros sexuales con otras personas, priorizando a la pareja con la que estoy”, añade.

La infidelidad digital y las redes sociales

Por otro lado, la académica de la Facultad de Psicología de la UDPStefanella Costa, detalla que “desde la psicología, se entiende que la infidelidad no depende únicamente del contacto físico. Lo que realmente importa es la ruptura de los acuerdos afectivos, la confianza y los límites establecidos (explícita o implícitamente) entre dos personas”.

“Acciones como el sexting, mantener conversaciones emocionales o coquetas con otra persona en secreto o buscar validación constante en redes sociales por parte de personas fuera de la pareja, pueden vivirse como traición. Incluso conductas más ambiguas, como dar likes sistemáticos o seguir perfiles con una intención romántica—pueden generar daño. Especialmente cuando hay ocultamiento o malestar en la pareja”, recalca.

Costa indica que “la psicología ha identificado que muchas veces las infidelidades no empiezan con una acción explícitaSino con pequeñas conductas que, aunque parecen inofensivas, quiebran la conexión emocional. Se habla de microinfidelidades para describir esos gestos. Mirar con frecuencia el perfil de una ex pareja, ocultar el celular, responder historias con emojis coquetos o compartir intimidades con alguien por fuera de la relación. No siempre hay una intención clara de engañar, pero sí una progresiva desconexión que puede hacer sentir a la pareja excluida o insegura”.

“El daño emocional puede ser igual o incluso más profundo”

Con respecto a este tipo de comportamiento en redes sociales, la académica de la UDP afirma que “muchas personas tienden a minimizar lo que pasa en el entorno digital porque ‘no hubo contacto físico’. Pero desde la psicología, sabemos que el daño emocional puede ser igual o incluso más profundo. Cuando hay ocultamiento, secretos, y se invierte energía emocional o sexual en alguien externo, eso afecta la relación real, incluso si ocurrió ‘solo por pantalla’. La diferencia no está tanto en si fue virtual o presencial, sino en cómo impacta la intimidad y la confianza en la pareja”.

Los celos, más que un problema en sí mismos, son una señal. Desde la psicología, se entienden como una respuesta emocional que puede surgir cuando hay inseguridad, experiencias pasadas de abandono, o falta de comunicación en la relación. No se trata de ‘eliminar los celos’, sino de comprender qué los activa y cómo abordarlos de forma saludable. Hablar abiertamente con la pareja, reforzar la autoestima personal y, si es necesario, acudir a terapia, son caminos que pueden ayudar a transformar los celos en una oportunidad de crecimiento relacional”, comenta.

“Una permanente búsqueda de pareja”

El académico de la Escuela de Sociología UDP, Modesto Gayo, habla que “con la digitalización de la vida, cambian de manera radical las coordenadas de lugar y tiempo. Esto afecta a muchos aspectos de la comunicación y los lazos sociales. Por tanto, es lógico y esperable que también lo hagan con las relaciones íntimas y, dentro de ellas, la vida de pareja. Ello sucede en varios sentidos”.

“Uno de ellos se refiere a la progresiva consolidación de un espacio virtual que cobra una creciente importante en las vidas, siendo en muchos casos tan o más importante que nuestra cotidianeidad fuera de las redes”, apunta. “Otro aspecto central es lo que se podría entender como una permanente búsqueda de pareja o algo así como un ‘estar disponible’. La crisis de la vida matrimonial o de los emparejamientos para siempre, llega a las redes sociales como una persecución constante de otro posible, entre las mil y una ensoñaciones que permite el infinito mundo de internet. A menudo, no se trata de una infidelidad de hecho, sino de una potencialidad corrosiva. Bajo la certidumbre de que el final del nosotros presente llegará”.

Gayo además plantea que “las redes sociales confunden el pasado y el presente. Facilitando retornar sobre o actualizar relaciones que en otros tiempos habrían quedado inexorablemente enterradas en el pasado. Las o los ‘ex’ cobran vida mediante mensajes sutiles que buscan entender si antiguos amores nos rescatarán del desamor vivido. Infidelidades y fidelidad siempre ha habido. Pero su rostro ha mutado a través de la realidad híbrida que han constituido las nuevas tecnologías de la comunicación. Haciendo inestable las certezas sobre las decisiones adoptadas. En áreas como el trabajo, la amistad o el amor. Por tanto, erosionando definitivamente el sentido que en el pasado dábamos a estas dimensiones cruciales de nuestras vidas”.

Fuente: The Clinic

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