En una tranquila calle de Providencia, Santiago, hay un lugar que desde afuera parece una cafetería más, pero al cruzar la puerta, el panorama cambia completamente: un gran jardín verde, obstáculos para jugar, piscina de pelotas y platos con comida digna de restaurante con estrellas Michelín, sin embargo todo está diseñado especialmente para perros.
¿Una tostada de palta para ti y un “salteado de vacuno” para tu perro? En Maple’s Pet Café, eso no solo es posible, es el día a día.
Este rincón no es solo una cafetería “pet friendly”: es directamente una cafetería “para perros”. Así, con todas sus letras. Aunque tú también eres bienvenido.
“Nosotros somos una cafetería human friendly”, dice entre risas Giuliana, fundadora del local donde si bien se aceptan personas, los verdaderos protagonistas son los perritos.

La inspiración detrás del proyecto es Maple, una perrita nacida en Gales, criada en Inglaterra y ahora flamante “jefecita” del local de Providencia.
Giuliana cuenta que la idea nació por y para su perrita Maple. La adoptó cuando aún estaba en la universidad y desde entonces han sido inseparables.
Durante la pandemia trabajó desde casa, pero al volver a la oficina decidió mudarse cerca solo para poder verla a la hora de almuerzo. No le gustó esa vida y pensó: “no, quiero estar con mi guagua”.
Fue entonces cuando decidió crear un espacio donde pudieran estar juntas y hacer lo que a ambas les gusta: compartir con personas.
Maple, además, es una perrita extremadamente sociable con los humanos, aunque un poco indiferente con otros perros. Hoy, en el café, se ha visto obligada a socializar más.
“La gente la conoce como la jefecita”, cuenta Giuliana entre risas. De hecho, algunos clientes incluso piden hablar con ella como si fuera la verdadera dueña del local.
El único café “human friendly” de Santiago
Aunque muchos lo confunden al principio con un café pet friendly más, Giuliana insiste en que el concepto es distinto. “Nosotros acá aceptamos personas”, dice con humor aunque muy en serio: todo está pensado para los perritos.
Giuliana vivió en Inglaterra y se inspiró en tendencias europeas, donde este tipo de espacios son mucho más comunes. Allá incluso en lugares donde no se especializan en mascotas, se puede ver en la puerta un cartel que dice “aceptamos humanos” a modo de broma. Ella decidió tomarse la idea en serio y hacerla realidad en Chile.
Aunque algunos visitantes se sorprenden por el enfoque, la mayoría lo ha recibido con entusiasmo. Incluso hay clientes que van todos los días a trabajar desde el café, junto a sus perros.
El lugar cuenta con un salón interior, terraza con enchufes para computadoras y un amplio jardín donde las mascotas pueden correr y jugar.

Menú para perros (y para humanos también)
Lo que más llama la atención es el menú canino. Todos los platos están hechos con ingredientes de grado humano, pero sin agregados que puedan hacerles mal.
Hay hamburguesas, salteado de vacuno con arroz y verduras, “Margarita de pollo” (servida en copa), helados proteicos, pancakes de plátano y maní, entre muchas otras opciones.
La presentación no se deja al azar: cada plato tiene su propia vajilla, decoración y hasta corrales especiales para que los perritos puedan comer tranquilos sin que otro les robe la comida.
“Queríamos que comieran con el mismo cariño y atención que se le da a una persona”, explica Giuliana.
Para los humanos, también hay una carta amplia: pasteles (con y sin azúcar), pizzas, ensaladas, lasañas, bagels y platos como pollo a la mostaza con arroz. Uno de los favoritos del público es la tostada de palta: pan de masa madre, huevo revuelto, zanahoria encurtida, semillas y reducción de balsámico.
Además de ser un lugar para disfrutar con tu perro, Maple’s Pet Café también ha servido como terapia para algunos peludos.
Giuliana recuerda el caso de una clienta llamada Mica, una perrita rescatada que al principio no permitía que nadie se le acercara. Con el tiempo, y gracias al ambiente del café, comenzó a relajarse, jugar y dejarse tocar. “Ahora viene súper seguido”, cuenta.
Desde su apertura el pasado 13 de octubre, el café también ha colaborado con fundaciones de rescate animal para hacer jornadas de adopción.
El desafío de educar sobre convivencia
Uno de los aspectos más desafiantes ha sido educar a los visitantes sobre las reglas del lugar. Algunas personas llegan pensando que es un canil y no entienden que siguen estando en una cafetería. “Nos ha costado explicar nuestras reglas, no son muchas, pero tienen sentido común”, dice Giuliana.
No se permite el ingreso de perros agresivos, ni de perritas en celo y también se pide evitar ladridos excesivos, para no alterar la tranquilidad del lugar. “Es importante entender que el comportamiento de una mascota en público no es el mismo que en casa”, afirma.

Maple: la verdadera jefa
Maple, por supuesto, es la gran protagonista del lugar y de la marca. Su rostro está en el logo, su nombre en la puerta y su energía en cada rincón del jardín.
Aunque es una perrita muy tranquila, hay algo que la saca de sus casillas: no recibir comida mientras los demás perros sí. “Se indigna. Si fuera por ella, comería todo el día”, dice Giuliana riendo.
Su plato favorito parece ser el saltado de vacuno. Se lo devora completo, incluso las verduras que otros perros dejan y seguramente si pudiera hablar, según su humana, probablemente diría: “me encanta, pero me deberían dar más comida”.
Maple’s Pet Café no es solo una cafetería para perros: es un reflejo del vínculo profundo que muchas personas tienen con sus mascotas. Un lugar donde los perritos no solo son bienvenidos, sino celebrados, cuidados y tratados como parte de la familia.
Ya sea para un café rápido, una tarde de juegos o incluso una fiesta de cumpleaños perruna, este jardín escondido en Santiago demuestra que compartir la vida con nuestros animales también puede ser delicioso, divertido y lleno de amor. Porque como dice el mural del café: “cuando necesitaba una mano, encontré tu pata”.
Fuente: La Cuarta