Aunque décadas atrás se consideraba que minifaldas, crop tops o shorts eran exclusivas de adolescentes y veinteañeros, hoy muchas personas de 35 años o más siguen vistiendo prendas de moda llamativas o reveladoras.
Los millennials, nacidos entre 1980 y 1996, parecen ignorar las reglas implícitas de la “moda adulta”, eligiendo con confianza ropa que refleja su estilo personal.
Christina Najjar, conocida como Tinx, es una autora bestseller del New York Times y podcaster, abordó este fenómeno en su columna “¿Por qué cumplir 40 debería significar taparse?”, publicada en la revista Elle.
Según la escritora, la edad no debería condicionar lo que uno puede usar.
“Como millennial orgullosa y amante de los crop tops, he notado que muchas de nosotras seguimos llevando con confianza lo que nos da la gana: jeans de tiro bajo, minivestidos», dijo.
«Es como si, colectivamente, hubiéramos ignorado ese supuesto momento en el que había que ‘vestirse como adultos’ y hubiéramos seguido usando la moda como forma de expresión personal”, agregó.
Juventud tardía y redefinición de la adultez
Tinx plantea en su columna que la generación de los millennials llegaron «más tarde a sentirse cómodos con su apariencia», a diferencia de la generación Z.
Según se plasma en el artículo, muchos empezaron a cuidar su piel y su estilo recién en sus veinte y treinta años, tras experimentar fases incómodas de juventud.
“Nos freímos el pelo con planchas gigantes porque nadie nos habló del protector térmico. La mayoría empezamos a usar crema de ojos hace apenas unos años. Comparadas con las preadolescentes de hoy, parecíamos de otra especie”, explicó.
Además, la autora señala que la pandemia y los múltiples eventos traumáticos de su generación -desde el 11-S hasta la crisis sanitaria- interrumpieron el desarrollo de la “juventud adulta”, dejando espacio para prolongar el disfrute de estilos considerados juveniles.
“¿No merecemos unos cuantos momentos más de minifalda para compensarlo?”, se preguntó.
Más allá de la moda: libertad y control
Para Tinx, la elección de vestimenta también refleja «autonomía y control» sobre la propia vida.
Rechazar la ropa que “indica que la fiesta terminó” es una manera de afirmar identidad y ligereza frente a una adultez que tradicionalmente se percibe como rígida y monótona.
“Si la ropa refleja quiénes somos y quiénes queremos ser, nuestras elecciones de estilo tienen todo el sentido”, concluyó.
Tinx también recordó que durante buena parte de su juventud, la moda estuvo dominada por el “officecore”, un estilo formal que incluía blazers y zapatos planos, incluso en contextos sociales como discotecas.
“Dios sabrá por qué… pero invertimos demasiado tiempo y dinero en la ropa de trabajo”, señaló. Por eso, sostiene, ahora los millennials se inclinan hacia un estilo más informal, como forma de reivindicar la diversión y el disfrute personal tras años de rigidez estilística.
Finalmente, Tinx planteó que esta actitud de vestirse según el gusto personal es parte de un cambio generacional más amplio: los millennials buscan redefinir lo que significa envejecer.
“Los millennials ya hemos reinventado industrias enteras. Pero tal vez nuestra mayor hazaña aún esté por llegar: redefinir lo que significa envejecer. ¿Por qué debería acabarse la diversión? ¿Por qué deberíamos limitarnos con lo que usamos?”, concluyó.
Fuente: T13