Husmeando en el largo e inacabable barril de la nostalgia, Columbia encontró una saga a la que no le había sacado todo el provecho posible. A pesar de contar con cuatro películas que abarcaron desde 1984 hasta 1994, un remake en 2010 y una serie tipo spin-off que desde 2018 ha encantado a internet, aún parecía haber espacio para más. Material hay, casi hasta el cansancio, pero nunca es suficiente para la codicia hollywoodense que, ante la falta de apuestas por historias nuevas decide volver a contar una historia tantas veces vista. Ya llegó a los cines Karate Kid: Leyendas
La sexta entrega de esta saga —que en cierto modo descanoniza a Cobra Kai— sigue la historia de Li Fong (Ben Wang), un joven chino que practica kung-fu en el dojo de Mr. Han (Jackie Chan). Debido a un nuevo trabajo de su madre, Li Fong se ve obligado a mudarse a Estados Unidos, donde, con la ayuda de un exboxeador (Joshua Jackson) y posteriormente de Daniel LaRusso (Ralph Macchio), deberá prepararse para un peligroso torneo de artes marciales.
El regreso de la saga con dos de sus emblemas, Macchio y Jackie Chan, marca el tono de la película: un calco nostálgico de una de las franquicias más icónicas del cine ochentero. Y basta de rodeos: la ejecución es pobre. No hay ningún elemento nuevo, ningún momento que se aleje de los clichés del género. Ninguna apuesta por parte del novel director Jonathan Entwistle (lo que evidencia el carácter de encargo del proyecto). Ninguna escena que perdure en la memoria del espectador con el paso de los días.
El montaje es trágico. Las escenas de pelea —que deberían ser el punto fuerte de la cinta— están medianamente bien coreografiadas, pero arruinadas por un exceso de cortes en la edición. Un ritmo frenéticamente absurdo que hace perder la noción del tiempo y el espacio, perjudicando el talento de Ben Wang, quien claramente sabe cómo pelear en pantalla. Por otro lado, la película se hunde en una nostalgia tibia, con cameosgrandilocuentes que no logran generar un impacto real en la audiencia. No es sorpresa, entonces, que el estreno se haya realizado antes en América Latina que en Estados Unidos, anticipando su tibia recepción crítica.
Ahora bien, la saga Karate Kid nunca se ha caracterizado por su calidad artística. Más allá de la primera entrega, ni sus secuelas, ni el remake, ni Cobra Kai ofrecieron algo sobresaliente desde un punto de vista técnico. Pero el alma de la saga radica en su esencia encantadora, ese encanto heredado de la primera película que logró permear el resto. El fanático sabe que Cobra Kai está mal actuada, pero tiene ese “no sé qué” que la convierte en una obra cautivadora.
Y pese a que Karate Kid: Leyendas es un calco, se preocupa de replicar lo más importante de la saga: su corazón. No es una buena película, pero sí es entretenida. Ben Wang, Jackie Chan y Ralph Macchio tienen una química en pantalla que logra rescatar la cinta en sus peores momentos. Una sencillez que roza lo ridículo, pero que la transforma en una grata experiencia de hora y media.
La fanaticada de Karate Kid puede estar tranquila. Lejos de obtener una obra maestra, recibió una nueva entrega de esa historia que, pese a sus evidentes errores, conmueve, entretiene y alegra. Y en el mundo actual, lograr esas tres cosas ya es una proeza.
Por otro lado, nunca está de más recordar que Johnny Lawrence es el villano de una historia mal contada.
Fuente: Meganoticias