“Despierto súper cansada, pese a haber dormido las ocho horas que necesito”: El impacto silencioso de sobrepensar las cosas, el hábito que agota tu mente

Francisca (35) tiene una rutina bastante clara a la hora de dormir. Mira el celular, pone la alarma y quita el sonido de las notificaciones. Pone la cabeza en la almohada y en vez de comenzar a dormir, se pone a pensar en todas aquellas cosas que pasaron durante el día, las decisiones que tomó y qué hubiese ocurrido si tomaba otra alternativa. También sobrepiensa en los errores que cometió y crea todos esos escenarios que podrían ocurrir al día siguiente con sus respectivas respuestas. Todo preparado para que nada la tome por sorpresa.

“Hay días en los que despierto súper cansada, todo pese a haber dormido las ocho horas que necesito”, explica. Me imagino que debe ser porque pienso demasiado las cosas, siempre es un ‘que pasa si..’. También me cuestiono por muchas interacciones sociales porque me cuesta. Entonces, básicamente estoy pensando en algo todo el día“, añade.

La doctora en Psicoterapia y jefa de carrera de Psicología en la Universidad de Chile, Vanetza Quezada, explicó a The Clinic que “el sobrepensamiento está estrechamente relacionado con la rumiación, un proceso mental que implica pensar de forma repetitiva sobre experiencias negativas o problemas“.

“Aunque no siempre se considera un diagnóstico clínico por sí solo, este patrón de pensamiento puede ser un síntoma central en varios trastornos como la depresión, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo. Clínicamente, la rumiación se describe como una respuesta habitual ante dificultades y estresores, que suele iniciarse de forma automática y mantenerse fuera de la conciencia, con un enfoque pasivo, abstracto y centrado en lo negativo”, añade.

 

 

¿Cuál es la diferencia entre sobrepensar y reflexionar?

Quezada detalla que “reflexionar es un proceso voluntario, adaptativo y enfocado en comprender o resolver una situación, se puede iniciar o detener sin generar malestar. En cambio, el sobrepensamiento o rumiación, es una repetición excesiva y prolongada de ideas, que puede generar ansiedad o interferir con el funcionamiento diario”.

La obsesión implica pensamientos intrusivos, no deseados y difíciles de controlar, que pueden formar parte de un trastorno clínico, como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). La rumiación, en particular, se diferencia de la reflexión porque es pasiva, centrada en lo negativo y poco orientada a soluciones concretas”, recalca.

 

 

Además, advierte que “el sobrepensamiento o rumiación puede ser perjudicial para la salud mental y emocional. Se manifiesta como una repetición excesiva de pensamientos, ya sea sobre el futuro o el pasado, que interfiere con la toma de decisiones, aumenta el estrés y puede generar síntomas ansiosos o depresivos. Es dañino cuando se convierte en un patrón persistente, largo, difícil de controlar y que impide actuar o resolver problemas. Puedes notar que estás sobrepensando si te encuentras atrapado en los mismos pensamientos una y otra vez, sin avanzar ni encontrar alivio”.

“La rumiación se ha identificado como factores de riesgo para el desarrollo y la recurrencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y el trastorno obsesivo-compulsivo. Estos patrones de pensamiento aumentan el malestar emocional, interfieren con el funcionamiento cotidiano y pueden, incluso, retrasar la atención de problemas físicos al afectar la motivación y la capacidad de actuar. Por ejemplo, pensar en exceso sobre un posible cáncer a partir de ciertos síntomas físicos, podría llevar a postergar la cita con un especialista para evitar la confirmación de la sospecha. El foco persistente en eventos pasados o en posibles errores agrava los síntomas y refuerza un estado emocional negativo”, detalla.

Atrapados en el sobrepensamiento

La académica de psicología experimental y neurociencias del Departamento de Psicología de la U. de Chile comenta que para identificar que una persona está atrapada en el sobrepensar, “una señal clara es sentirse atrapado en un ciclo mental repetitivo que no lleva a soluciones, como si estuviera en ‘una rueda de hámster’. Las personas que sobrepiensan suelen quedarse ‘atascadas en su cabeza’, dando vueltas a preocupaciones sobre el futuro o remordimientos del pasado. Este patrón puede manifestarse como análisis excesivo, preocupación constante, dificultad para tomar decisiones y agotamiento emocional. También puede causar un deterioro en el bienestar general, afectando el sueño, el ánimo y la concentración”.

“La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) y su variante centrada en la rumiación, Rumination-Focused Cognitive Behavioral Therapy (RFCBT), ofrecen estrategias eficaces para romper con los patrones de sobrepensamiento. Este tipo de terapia enseña a identificar errores cognitivos, como la catastrofización o el pensamiento dicotómico, a reestructurar pensamientos negativos y a planificar “periodos de preocupación” controlados. Asimismo, la práctica del mindfulness o atención plena ayuda a anclarse en el momento presente y a observar los pensamientos sin dejarse arrastrar por ellos. Centrarse en la respiración, las sensaciones corporales o los sentidos puede ser una herramienta útil para salir del espiral negativo al que conduce la rumiación“, indicó.

Fuente: The Clinic

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