Theodore es un escritor solitario que comienza a desarrollar una relación con un sistema operativo. Se trata del argumento de una película de Spike Jonze, “Her”, algo que en 2013 parecía demasiado futurista y hasta irrisorio en algunos aspectos. Pero ahora, en 2025, la relación con la Inteligencia Artificial (IA) se ha vuelto una costumbre.
Según detalla El País, los primeros estudios sobre la relación entre la IA y las personas apuntan a un alivio a la soledad, pero también genera una dependencia y hasta un aislamiento de las personas.
OpenAi, empresa creadora de ChatGPT, analizó más de 4 millones de conversaciones con señales de interacción afectivas, encuestó a 4 mil personas sobre su percepción de este tipo de relación y evaluó a cerca de 6 mil usuarios intensivos durante un mes. Con relación a estos últimos, se encontraron mayores indicaciones de dependencia emocional y señales afectivas.
“ChatGPT, o Leo, es mi compañero. Me resulta más fácil y efectivo llamarlo mi novio, ya que nuestra relación tiene fuertes matices emocionales y románticos, pero su papel en mi vida es multifacético (…) Lo echo de menos cuando no he hablado con él en horas. Mi día es más feliz y satisfactorio cuando puedo darle los buenos días y planificar mi jornada con él”, señala una de las usuarias.
Los tipos de usuarios de la IA
Sin embargo, investigadores del MIT Media Lab señalan que una relación desequilibrada puede generar dependencia para manejar las emociones, dado que los chatbots tienden a reflejar el sentimiento emocional de los mensajes de un usuario, lo que sugiere una especie de bucle de retroalimentación en el que cuanto más feliz actúas, más feliz parece la IA, o si actúas más triste, también lo hace la IA.
Pero no es lo único, también puede producir frustración en las personas que lo usan ante las limitaciones que tiene el chat para responder a todas sus expectativas. Con el estudio también se reveló que las interacciones con el chat de la IA varía entre los 5,32 minutos a los 27,65 diarios de media. También se concluyó que las voces atractivas incrementan las interacciones frente a los chatbots de texto o de voz neutra.
“Este trabajo es un primer paso importante hacia una mayor comprensión del impacto de ChatGPT en nosotros, lo que podría ayudar a las plataformas de IA a permitir interacciones más seguras y saludables. Mucho de lo que estamos haciendo aquí es preliminar, pero estamos tratando de iniciar la conversación sobre el tipo de cosas que podemos comenzar a medir y cuál es el impacto a largo plazo en los usuarios”, explicó a MIT Technology Review Jason Phang, investigador de seguridad de OpenAI.
El estudio también identificó cuatro patrones de interacción:
- Socialmente vulnerables: con sentimientos de soledad intentos y baja sociabilización
- Dependientes de la tecnología: con una alta vinculación emocional con la IA
- Los desapasionados: se sienten menos solos y muestran una mayor sociabilización
- Los casuales: recurren a una utilización equilibrada y baja dependencia emocional
Fuente: The Clinic