Fooch es una plataforma chilena que conecta a usuarios con comida casera hecha por cocineros de su barrio que ya cuenta con más de 970 socios cocineros registrados y una comunidad de 2.200 usuarios activos, ofreciendo una alternativa real a las tradicionales apps de delivery.
Juan Francisco Jullian, cofundador de Fooch, junto a Frank Roig, cuenta que Fooch nació de “una combinación de valores personales, experiencias previas y el contexto único de la pandemia. Viniendo de una familia numerosa, el respeto por la comida y el evitar el desperdicio siempre fueron parte de mi crianza. A eso se suma mi camino emprendedor, con dos proyectos anteriores a cuestas, y el escenario desafiante de ese momento. Todo eso terminó dando forma a lo que hoy es Fooch”.
¿Su objetivo? Democratizar el acceso a comida casera de calidad, impulsar la economía local y reducir el desperdicio de alimentos.
La app, disponible en iOS y Android para clientes (Fooch), socios cocineros (Fooch Chef), y repartidores (Fooch Go), opera actualmente en Las Condes, Vitacura, Providencia, La Reina, Ñuñoa y Concón, y basa su operación en una idea simple pero potente: no trabaja con restaurantes, sino con cocineros independientes que preparan sus platos en casa, los publican en la app, y los entregan en tiempo récord mediante repartidores que operan sin tiempos muertos.
El emprendimiento como tal nación en noviembre del año 2020, cuando se creó la sociedad entre Jullian y Roig. En un principio, según relata Jullian, comenzó “como una idea de Juan para ayudar a generar ingresos a un amigo que le gustaba cocinar pizzas. La primera idea fue hacer una página web simple, pero había muchas de ese tipo”.
“Después me acuerdo haberle comentado a mi amigo: ‘¿Y por qué no agrupamos varios que estén en la misma que tú en una plataforma?’. Y desde ahí, fue tomando forma, hasta transformarse en este ecosistema de tres apps: una para los socios cocineros, otra para los repartidores, y otra para los usuarios”, acota.
El proceso de aliarse con socios arrancó a la par con la aplicación, con la idea de que los socios cocineros publicaran sus preparaciones, y que otros clientes cerca de ellos las pudiesen comprar, explica.
“Definimos además que los cocineros no pagarían comisiones: ellos reciben el 100% del valor del plato que publican, lo que ha permitido ser bien recibidos y crecer tanto entre chefs aficionados como profesionales, que buscan generar ingresos adicionales desde su hogar”, recalca el fundador de Fooch.
Las adversidades y los planes de Fooch
Respecto de las principales adversidades que tuvieron que enfrentar cuando decidieron lanzarse con Fooch, Jullian alude al acceso a inversionistas. “Me refiero a inversionistas reales, no esa nube de inversionistas que supuestamente invierten en emprendimientos, pero al final del día solo invierten en un negocio 100% rentable, donde el riesgo sea cero y el retorno muy alto”, acota.
“Eso, sumado al desafío de desarrollar tecnologías en un país como Chile, donde claramente no es nuestro fuerte, tampoco ayudó mucho, y ni siquiera me hagas empezar a hablar de los fondos concursables, que al final lo único que terminan haciendo es sacarte del foco de tu negocio, porque te piden que rindas y expliques cómo usaste cada peso que te pasaron, y queda a juicio de ellos si el gasto corresponde o no”, añade.

En cuanto a las ventajas de Fooch respecto de otros emprendimientos de gastronomía, Jullian recuerda que ellos no trabajan con restaurantes y que “es la primera app de comida casera preparada por amantes de la cocina”.
“Eso se suma a un sistema que minimiza los tiempos de entrega, ya que al ser los únicos que manejamos un inventario de lo que está publicado para la venta (un socio cocinero publica solo la cantidad que tiene disponible para vender), cuando esa cantidad se vende, el producto se despublica automáticamente, evitando la sobreventa, que es el gran problema del resto de las apps”, declara.
Junto con ello, india que, a diferencia de minutos de espera adicionales para un repartidor de delivery, en Fooch, cuando un producto está publicado, es porque está listo para retiro. “No hay tiempos de espera”, dice.
En cuando a las proyecciones de crecimiento, Jullian comenta que “para el 2025 proyectamos abarcar el resto de las comunas de Santiago, y para el 2026 tenemos previsto ya operar en las principales ciudades de Chile. Para el segundo semestre, ya empezar a operar en México y otros países”.
Fuente: The Clinic