Trabajar solo cuatro días mejora la salud mental y la productividad según estudio: ¿Es posible un modelo como el de Islandia en Chile?

Un estudio publicado por Nature postula que la reducción del tiempo de trabajo, mediante una semana laboral de cuatro días en vez de cinco, mejora considerablemente el bienestar de los trabajadores así como su productividad.

 

La investigación se realizó mediante un ensayo de seis meses que involucró a casi 3.000 empleados de empresas de Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos. En ellas se observaron mejoras en la satisfacción laboral, salud mental y física además de otras mejoras de salud en comparación con otras compañías que trabajaron cinco días de la semana.

Asimismo, se detectaron tres factores relevantes en relación a la disminución de la jornada laboral: una mejora en la habilidad para trabajar, la reducción de los problemas del suelo y el decrecimiento de la fatiga. Los resultados indican que semanas de 4 días de trabajo con el mismo sueldo son una efectiva intervención organizacional para mejorar el bienestar de los trabajadores.

De Islandia para el mundo

Uno de los países que realizó este tipo de estudios con reducción de jornadas fue Islandia. El plan piloto, realizado entre 2015 y 2019, significó una reducción de horas de trabajo de un grupo de trabajadores. Es decir, pasaron a trabajar 35 horas sin reducción de salario y los resultados fueron mejoras en la productividad, satisfacción laboral y bienestar.

 

Fue en octubre de 2024 cuando CNN destacó que Islandia registró el crecimiento económico más rápido que la mayoría de sus pares europeos y su tasa de desempleo es una de las más bajas de Europa.

¿Puede existir una semana laboral de cuatro días en Chile?

El director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, Francisco Díaz, explicó a The Clinic que “hoy es poco probable” que Chile pueda tener un modelo con una jornada de trabajo menor a los cinco días. “Chile recién está comenzando a implementar la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales. Muchas empresas aún se están adaptando, y los costos laborales adicionales no han sido completamente absorbidos. Además, el mercado laboral sigue siendo frágil. Aumentar los costos de contratar trabajadores podría frenar la creación de empleos, afectar los salarios y dificultar la formalización del trabajo”, afirma.

“Eliminar un día de trabajo a la semana equivale a reducir en un 20% las horas laborales. Para mantener la producción constante, las empresas tendrían que cubrir esas horas con horas extra, nuevos turnos o contrataciones adicionales. Todo eso implica costos que podrían ser difíciles de asumir, especialmente para las pequeñas empresas“, añade.

Consultado sobre si la productividad podría compensar la reducción de las horas trabajadas, como lo que ocurrió en Islandia, Díaz asegura que “en el caso de Chile, es muy difícil. Para compensar una reducción del 20% en las horas trabajadas por persona, y que la medida no tenga un impacto económico negativo, la productividad laboral tendría que aumentar en un 20%. Sin embargo, en los últimos 10 años, la productividad en Chile ha estado prácticamente estancada. Incluso si se implementara gradualmente durante una década, se necesitaría una mejora sostenida cercana al 2% anual. Además, habría que destinar toda esa ganancia de productividad exclusivamente a reducir la jornada laboral, sin usarla para otras necesidades importantes como mejorar los salarios, aumentar la inversión, financiar pensiones, salud o educación”.

“Hoy no es factible”

Sobre los costos, el académico recalca que “el principal costo sería laboral. Para mantener el mismo nivel de producción, habría que reorganizar turnos, contratar más personal o pagar horas extras. Las grandes empresas podrían tener más capacidad para adaptarse, o poder de mercado para trasladar los costos a precios. Pero las pymes, que representan más del 90% de las empresas en Chile, suelen tener márgenes de ganancia reducidos y menos capacidad de adaptación. Para ellas, un cambio de este tipo podría significar pérdidas o incluso el cierre”.

“Hoy no es factible. Primero, Chile debería mejorar de manera sostenida su productividad durante varios años. Segundo, tendría que generarse un consenso político y social de que esas mejoras se destinen a reducir la jornada laboral, en lugar de a otras prioridades urgentes del país. Europa logró avanzar en este tipo de medidas después de décadas de crecimiento en productividad y gracias a un fuerte acuerdo social de invertir esos avances en calidad de vida, menos horas de trabajo y servicios públicos. Fue parte de una cultura y modelo de economía social de mercado muy consolidado”, subraya Díaz.

Fuente: The Clinic

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