Por qué deberías cambiar tus cucharas de palo cada seis meses, según un experto

Si hay algo que nunca falta en las cocinas chilenas, son las famosas cucharas de palo, esas que vienen en todos los tamaños y formas posibles. ¡Un clásico! Pero, ojo, aunque pensamos que son nuestras mejores aliadas en la cocina, en realidad podrían esconder un peligro oculto.

Rubén Peña, doctor en Biotecnología e investigador de la Universidad de Santiago, explicó a LUN que la madera tiene poros microscópicos y que no es impermeable. Por lo mismo, cuando se humedece, esos poros se dilatan y permiten la acumulación de grasas, comida, saliva e infecciones.

Esto hace que, a diario, estemos en contacto con una variedad de microorganismos provenientes de los alimentos. Sin embargo, hay ciertos grupos de personas que son más vulnerables a estos patógenos.

Cucharas De Palo
Créditos: Getty images

Por qué cambiar las cucharas de palo cada seis meses

Los niños no tienen un sistema inmune tan desarrollado para protegerse del ambiente altamente contaminado. En los adultos mayores también se ha visto que su capacidad inmunológica está un poco deteriorada. Además, personas que tienen problemas inmunológicos, embarazas y personas con enfermedades crónicas pueden estar vulnerables”, aseguró.

De hecho, los microorganismos más riesgosos son el escherichia coli o las bacterias coliformes fecales, causante de enfermedades gastrointestinales como diarrea, dolores de estómago y otras infecciones.

Según el experto, lo más recomendable es tener una cuchara de palo para cada tipo de alimento. Y, además, hay que cambiarlas con frecuencia.

“Nos gusta hacer la analogía con el cepillo de dientes, nadie tiene un cepillo de dientes por 20 años, porque se entiende que se va a deteriorar. Entonces nuestra recomendación es que hay que cambiarlas por lo menos cada seis meses”, advirtió.

Sin embargo, también indicó que también es importante lavarlas con cloro y desinfectarlas una vez por semana.

“Nuestra recomendación es hervir la cuchara unos cinco minutos en agua. Puede ser una vez a la semana. Hay que secarlas con papel absorbente ya que, aunque parezca seca por fuera, la madera guarda cierto grado de humedad”, concluyó el biotecnólogo.

Fuente: FMDOS

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