La jefa de Fármaco y Cosmetovigilancia del ISP, Verónica Vergara, señaló que “los anticonceptivos desde siempre han requerido de una receta médica para ser dispensados. Desde que se registraron los anticonceptivos en el país. No es algo que se haya hecho en el último tiempo, en el último año. Esta condición de venta de anticonceptivos son receta médica existe desde siempre“.
Asimismo, recalcó que el médico, dentro de la receta, puede indicar el tiempo por el cual la extiende “de acuerdo a la evaluación que hace”. Junto con eso, indicó que “es importante mencionar que esta prescripción la pueden hacer tanto médicos como matronas y el objetivo es que se haga una evaluación clínica de la paciente, que se revisen sus antecedentes, considerando que los anticonceptivos son medicamentos que pueden tener o que tienen ciertas contraindicaciones, que pueden presentar ciertas reacciones adversas. Entonces, hay que tener claro si la usuaria que va a utilizar este medicamento puede utilizar ese medicamento en particular o puede estar contraindicado según antecedente clínico“.
“Si la usuaria tiene ciertos antecedentes de migraña severa, de tromboembolismo, no va a poder utilizar cualquier anticonceptivo. Esa selección tiene que realizarse teniendo a la vista estos antecedentes que ella tiene”, destacó.
El primer paso para acceder a los anticonceptivos
El profesor titular del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Cristian Miranda, explicó a The Clinic que “antes de prescribir anticonceptivos debe realizarse una historia clínica, examen físico y ginecológico. Eventualmente pedir y revisar exámenes de laboratorio. No todos los anticonceptivos sirven para todas las personas tienen efectos laterales y algunos no deseados”.
Por otro lado, la académica de la Escuela de Obstetricia y Neonatología UDP, Julieta Aránguiz, agregó que “antes de indicar un método anticonceptivo, lo correcto es realizar una evaluación integral de la persona que consulta. Esta incluye historia clínica, control de signos vitales, anamnesis dirigida y detección de posibles factores de riesgo. Con esta información, se pueden ofrecer métodos según los criterios de elegibilidad de la OMS, la factibilidad de acceso y, por sobre todo, el deseo y decisión informada de la usuaria. No se trata solo de prescribir un método, sino de acompañar un proceso que garantice autonomía en salud sexual y reproductiva, con un enfoque de derechos y de género, sin caer en el paternalismo“.
Los peligros de tomar anticonceptivos sin acudir a un médico antes
Con respecto de los riesgos de no acudir a un médico para una evaluación, Aránguiz plantea que “como todo medicamento, los anticonceptivos hormonales pueden tener efectos adversos, aunque en general son seguros para la mayoría de las mujeres sanas. El riesgo aparece cuando se usan sin evaluación clínica previa, ya que hay condiciones —como antecedentes de trombosis, hipertensión, migraña con aura o tabaquismo en mayores de 35 años— en las que ciertos métodos están contraindicados. También pueden existir interacciones con otros medicamentos o condiciones que afecten su eficacia“.
“Cada cuerpo responde de forma distinta, por eso es importante el seguimiento profesional. Más allá del riesgo clínico, es importante garantizar el acceso a información clara, actualizada y basada en evidencia. Junto con alternativas disponibles y acompañamiento sin prejuicios, es lo que permite a cada mujer decidir con libertad. Todo esto debe hacerse desde un enfoque de género y de riesgo, reconociendo la autonomía en las decisiones sobre el propio cuerpo”, recalca la académica.
¿Cuánto tiempo dura una receta médica de anticonceptivos?
Una de las preocupaciones de las mujeres en redes sociales, al saber que se exige receta médica para adquirir anticonceptivos, fue la regularidad con la que debían pagar por una consulta para acceder al documento que permita su venta. Al respecto, Miranda afirmó que la duración de la receta “puede ser para dos o tres meses para controlar su efecto. Una vez en régimen, puede ser receta ‘permanente’ que duran seis meses“.
Por otro lado, Aránguiz reafirma que “no es necesario acudir todos los meses, el seguimiento dependerá de los factores clínicos individuales y del tiempo de uso del método. Las recetas pueden extenderse por varios meses o incluso por un año, según evaluación profesional. Sin embargo, el problema ocurre cuando algunas farmacias interpretan esta exigencia de forma rígida, desconociendo lo que se indica en la receta o incluso modificando el método prescrito, lo que representa una falta grave”.
“Es fundamental comprender que la receta médica no debe transformarse en una barrera burocrática. Su objetivo es proteger la salud de las personas y no restringir su acceso a anticonceptivos, por eso, esta medida debe ir acompañada de un sistema de salud que garantice atención oportuna y accesible, especialmente para los grupos más vulnerables o para quienes enfrentan barreras estructurales como la disponibilidad horaria o la lejanía geográfica”, indicó la académica.
Fuente: The Clinic