La muerte del Papa Francisco a los 88 años marca el fin de un pontificado que buscó modernizar la Iglesia Católica con un enfoque pastoral inclusivo, centrado en la misericordia y el diálogo.
Mientras el mundo despide al primer Papa latinoamericano, los ojos se posan sobre la Capilla Sixtina, donde 138 cardenales electores deberán elegir a su sucesor.
La elección, que combina política e inspiración divina, determinará no solo quién llevará el título de Papa, sino qué rumbo tomará la Iglesia en un momento de grandes desafíos.
La pregunta que divide al Cónclave es clara: ¿se buscará continuidad con el legado de Francisco o se optará por un perfil más tradicional? ¿Será el momento de un Papa africano o asiático? ¿Hay lugar para una nueva figura latinoamericana?
Los nombres que suenan fuerte
Entre los favoritos figura Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano.
Italiano, moderado y con vasta experiencia diplomática, Parolin representa una opción de continuidad con el estilo de Francisco. Sin embargo, la historia pesa en su contra: tradicionalmente, quienes ocupan su cargo no suelen ser elegidos.
También destaca Peter Erdö, cardenal húngaro de línea conservadora, conocido por su visión ortodoxa sobre temas morales. Aunque su influencia ha mermado en los últimos años, su perfil atrae a los sectores más tradicionales del colegio cardenalicio.
Desde Asia, aparece con fuerza Luis Antonio Tagle, cardenal filipino de 67 años, defensor de una Iglesia abierta y acogedora. De ser elegido, sería el primer Papa asiático. A pesar de su popularidad y carisma pastoral, su juventud y falta de experiencia administrativa podrían jugarle en contra.
Otro nombre europeo es el del italiano Matteo Zuppi, cercano a Francisco, promotor del diálogo interreligioso y mediador en conflictos internacionales. Su bajo perfil podría dificultar la construcción de consensos suficientes dentro del Cónclave.
África: ¿la gran sorpresa?
En un mundo donde la Iglesia crece con fuerza en África, varios ojos están puestos en figuras como el congoleño Fridolin Ambongo Besungu, conservador pero con sensibilidad local, y el nigeriano Peter Ebere Okpaleke, más moderado y cercano a Francisco. Ambos combinan raíces fuertes con una visión pastoral dinámica, aunque los desafíos culturales y políticos de sus regiones podrían ser un obstáculo.
Desde Myanmar, Charles Maung Bo ofrece una opción diplomática con experiencia en contextos de persecución religiosa, mientras que el italiano Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, se presenta como un perfil intermedio: europeo de origen, pero con una vocación profundamente misionera y experiencia en Medio Oriente.
¿Y los latinoamericanos?
Si bien el pontificado de Francisco abrió las puertas a América Latina, hoy no parece ser el turno de la región.
Entre los cardenales argentinos con derecho a voto están Ángel Rossi, Mario Poli, Vicente Bokalic Iglic y Víctor Manuel Fernández. Este último, apodado “Tucho”, es el más cercano al Papa fallecido y actual prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aunque sus posturas progresistas lo hacen resistido por sectores conservadores.
El proceso que definirá el futuro de la Iglesia
El Cónclave será un proceso cerrado y solemne, donde los cardenales menores de 80 años votarán en secreto hasta alcanzar una mayoría de dos tercios.
El aislamiento absoluto, la oración y el debate marcarán cada jornada. Podrán realizarse hasta cuatro votaciones por día hasta que se alcance el consenso necesario.
En total, hay 252 cardenales, pero solo 138 son electores.
El procedimiento puede extenderse por más de dos semanas, dependiendo del nivel de acuerdo. Cuando finalmente haya un elegido, el mundo verá salir la fumata blanca, seguida del esperado anuncio: Habemus Papam.
Fuente: CNN Chile