Fue en 1977 cuando nos presentaron al planeta Tatooine en la Guerra de las Galaxias. Su particularidad radicaba, además de ser hogar de jawas y de la familia Skywalker, en que tenía dos soles y tres lunas. Parecía algo lejano, fantasioso. Sin embargo, un grupo de astrónomos mostró que no está tan alejado de la realidad.
Todo gracias al trabajo de un equipo de astrónomos que descubrió un planeta que orbita, en un ángulo de 90 grados, alrededor de una pareja de estrellas. Estos planetas suelen ocupar órbitas que se alinean aproximadamente con el plano en el que sus estrellas anfitrionas orbitan entre sí.
Según detalla el European Southern Observatory, anteriormente existieron indicios de que podrían existir planetas en órbitas perpendiculares, o polares, alrededor de estrellas binarias. En teoría, estas órbitas son estables y se han detectado discos de formación de planetas en órbitas polares alrededor de pares estelares. Sin embargo, hasta ahora, no existían pruebas claras de que estos planetas polares existieran.
“Me emociona especialmente estar involucrado en la detección de evidencias creíbles de la existencia de esta configuración“, señaló Thomas Baycroft, estudiante de doctorado en la Universidad de Birmingham en Reino Unido, quien dirigió el estudio publicado en Science Advances.
El planeta 2M1510
Se trata del planeta 2M1510, que orbita una pareja de enanas marrones jóvenes. Vistas desde la Tierra, las dos enanas marrones producen eclipses entre sí, lo que las convierte en parte de lo que la comunidad astronómica llama un sistema binario eclipsante. “Es bastante poco común encontrar, no solo un planeta que orbita a una estrella binaria, sino un planeta que orbita a una estrella binaria formada por dos enanas marrones y que, además, está en una órbita polar”, afirma el coautor Amaury Triaud, profesor de la Universidad de Birmingham.
El equipo descubrió este planeta mientras refinaba los parámetros orbitales y físicos de las dos enanas marrones mediante la recopilación de observaciones con el instrumento UVES instalado en el en el VLT de ESO, en el Observatorio Paranal en Chile.
“El descubrimiento fue fortuito, en el sentido de que nuestras observaciones no se recopilaron para buscar este planeta o esta configuración orbital. Como tal, es una gran sorpresa”, afirma Triaud. “En general, creo que esto muestra a la comunidad astronómica, pero también al público en general, todas las posibilidades que alberga el fascinante Universo que habitamos“.
Fuente: The Clinic