La cantautora chilena, que en noviembre lanzó Autopoiética, sostuvo que «la música no es para educar, la música es para hacer catarsis, para escucharla, para divertirte, para ver un concierto, para gritar». Además, se refirió a su relación con la religión y la maternidad.
Por Manuel Izquierdo
En noviembre pasado, Mon Laferte lanzó su último álbum de estudio, Autopoiética. La producción toma un estilo más alternativo y recorre sonidos como la cumbia rebajada, el trip hop, el bolero, el tango electrónico, el techno crudo, la canción protesta, la salsa e, incluso, acercamientos a la ópera.
En conversación con la revista Rolling Stone, la artista chilena radicada en México comentó que “cada álbum para mí es una oportunidad de reinvención o de aprender algo nuevo. En Autopoiética tal vez es más evidente, por lo estético y lo sonoro, que hay un deseo de cambio, de aprender algo nuevo o de compartir algo distinto”.
Sobre los estilos que explora el disco, al mezclar “ritmos tradicionales con sonidos muy actuales”, Mon Laferte manifestó que “la música tradicional está en mi ADN musical. Vengo de la Quinta Región, nací en Viña del Mar, y Valparaíso, está pegadita. La música que se escucha ahí hasta el presente es el bolero, el tango y el vals peruano, como de abuelos, yo me crie con esa música”.
“Me crie con la balada romántica de José José, de Sandro, de Raphael de España, Rocío Durcal y Juan Gabriel, y con el bolero. Todo eso estaba muy presente, entonces, crecí con esa música”, añadió la cantante. Según su relato, durante la adolescencia “canté muchos años esa música en lugares, barcitos y restaurante, amenizando mientras la gente comía”. Bailó tango en clubes con adultos y desarrolló “un amor hacia esa música que tampoco es de mi época”.
Además, destacó que durante el proceso de preparación de Autopoiética aprendió que “está bien atreverse. Está bien hacer cosas. Mi vida y mi obra han sido mucho de ensayo y error, pero sin miedo a perder”.
La artista señaló que desde que es madre “el tiempo es lo más valioso que yo puedo tener hoy. Siempre estoy luchando por tener algo de tiempo y tratando de poner en la balanza que necesito tiempo para ser creadora, tener mis ratos de ocio para ser creativa, ser artista, ser mamá, tener ese tiempo al día de jugar con mi hijo, estar un rato con él, y estar pendiente de un montón de cosas”.
En ese sentido, Mon Laferte planteó que la maternidad y el feminismo no son contradictorios y que “hay falta de información” al respecto, pues “hay muchos tipos de feminismo”.
“La manera en la que yo percibo ser mujer ―si le queremos poner el nombre ‘feminista’― es que cabe en el mismo universo ser mamá y luchar por la igualdad y el derecho. Para mí todo eso cabe en lo mismo”, expresó.
A su juicio, la “poca información” ha provocado que exista “gente que sí cree que si una mujer está a favor del aborto, está invitando a que todas vayan a abortar. Hay una imagen muy grotesca sobre la feminista, que es la que dice: ‘¡Ey, vamos a abortar en grupo! ¡Vamos a abortar todas!’. Y creo que es importante la autocrítica, que cada quien haga una reflexión acerca de sí misma, de sí mismo”.
“Existen un montón de tipos de feminismos. No me gustan las etiquetas, siento que lo de las etiquetas es muy antiguo. Yo tendría demasiadas etiquetas si quisiera etiquetarme. Si ser feminista es estar apoyando la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, si se trata de apoyar el aborto y que las mujeres puedan decidir sobre su cuerpo, entonces sí soy feminista. En mi universo está bien”, sostuvo Laferte.
La cantautora agregó que “yo deseé la maternidad” y recalcó que “creo mucho en la libertad de las personas y en el derecho de cada quien de hacer lo que se le dé su regalada gana”.
“La música no es para educar. Es para hacer catarsis”
Una de las polémicas en que Mon Laferte se ha visto involucrada en el último tiempo tuvo que ver con el video de su canción Pornocracia, cuestionado por la sexualización y por no ser apto para menores. Préndele Fuego, en tanto, también ha recibido críticas por decir “si no te tengo, voy a matarte”.
“Hay una realidad, los feminicidios ocurren todo el tiempo. Sí hay mujeres que matan a su pareja, sí existen, pero vamos a ver las estadísticas. Sabemos que los feminicidios son un grave problema”, sostuvo. Sin embargo, manifestó que “aquí me puede matar todo el mundo, pero yo no creo que debamos censurar la música”.
“Yo siento que el arte refleja lo que somos como sociedad. Así existen los narcocorridos, todas las canciones románticas del pasado que son supermega tóxicas, pero se escribían así en el contexto, y está bien”, agregó.
Para la artista, “tengo que ser fiel a mí, a lo que yo siento, a lo que yo quiero expresar. Y eso no siempre le va caer bien a la gente, y puede ser totalmente políticamente incorrecto, y está bien. Para educar existen otras formas. La música no es para educar, la música es para hacer catarsis, para escucharla, para divertirte, para ver un concierto, para gritar. Es para dedicarla, para sacar tu yo más profundo, ese que no compartes con nadie”.
“No es lo mismo lo espiritual que lo religioso”
Mon Laferte también abordó la dimensión religiosa que aparece en algunas de las canciones de Autopoiética. “Me crie en una familia muy religiosa, muy católica. Mi abuelita rezaba todas las noches a Santa Gemita y todo era muy religioso. Me educaron con esta cosa del miedo. De tener miedo porque Dios te va a castigar, porque nacimos en pecado. Entonces yo sentía miedo cuando entraba a una iglesia, era miedo, miedo, miedo… y muchas culpas”, señaló.
“Fui creciendo y fui viendo que había un montón de cosas que me chocaban. El mismo tema de la homosexualidad en mi entorno, y la religión decía que eso estaba mal y que se iban a ir al infierno. Luego mi mamá se hizo testigo de Jehová, y me hicieron leer mucho la biblia. Entonces, a mí la religión me fue alejando cada vez más, y para mí no es lo mismo lo espiritual que lo religioso”, narró.
Pero en “un momento en el que entendí y acepté que no quería ser religiosa. No quería tener una religión, no me gustaban las religiones porque son muy castigadoras. Sigo pensando eso, sigo creyendo que siempre tienen algo, hay algo que te castiga, que te pone una condición. ‘Esto no lo puedes hacer, porque para lograr esto, tienes que hacer esto otro’. Siento que la religión te pone muchas condiciones, entonces me alejé”.
“Diría que soy espiritual, diría que sí. Me gusta lo espiritual, me gustan los rituales. La primera vez que vi los ojos de mi hijo, dije, ‘Ah, Dios existe. Existe algo más maravilloso’. Pero no soy religiosa, para nada”, concluyó.