Sublimado con una dosis de esperanza, el optimismo realista es la clave para una correcta gestión de tus objetivos y el secreto para aumentar tus probabilidades de éxito.
A veces cuesta trabajo mantener el optimismo frente a metas tan altas como subir de puesto en el trabajo, iniciar una relación en pareja, empezar un negocio propio, planear una familia, tramitar un divorcio, mudarse de país… Pero más allá de tomar las respectivas decisiones y poner en práctica determinadas acciones, cada reto entraña un proceso crucial que a menudo influye en el resultado:la gestión de expectativas. Este concepto va de la mano de la autoconfianza y lo que esta puede hacer por ti en tu desarrollo personal.
¿Cómo gestionar las expectativas con optimismo realista?
Reconocer lo que está y lo que no está en tu control
Manejar un nivel sano de esperanza en el futuro
Valorar y reconocer el esfuerzo más allá del resultado
1. Reconocer lo que está y lo que no está en tu control
Este aspecto “se complica cuando nuestros propósitos implican variables fuera de nuestro control o áreas en las que tener éxito no solo depende del talento o del esfuerzo personal, sino también de factores como las oportunidades, el contexto o el reconocimiento público. [Más allá del pensamiento que nos ayuda a gestionar la ansiedad por el futuro], hay casos como el emprendimiento, donde aunque tengas una idea innovadora y una buena estrategia de negocio, el éxito de una startup a menudo depende de factores como el clima económico, la competencia en el mercado y las tendencias de consumo, que son impredecibles y volátiles, otro ejemplo es el de las relaciones amorosas: aunque una persona puede esforzarse por ser buena pareja, el éxito no depende únicamente de sus acciones, sino también de la dinámica mutua, los intereses compartidos y la compatibilidad, o las circunstancias externas que pueden influir en ambos”, reconoce Unai Aso, psicólogo de la plataforma virtual Buencoco.
De todas formas, se puede afirmar que, aunque no todo, una gran parte es cuestión de actitud. «Las expectativas tienen un efecto muy poderoso sobre nuestro desempeño cuando perseguimos un objetivo y, por tanto, sobre los resultados (ya hablamos del método Kaizen que te puede ayudar a conseguir tus metas)”, afirma la psicóloga Gloria Zueco, cofundadora del gabinete madrileño Espacio Propio; y así se ha comprobado mediante diversos experimentos.
Por un lado, esta experta alude al efecto Pigmalión: el enorme peso de las aspiraciones ajenas de figuras de referencia sobre el rendimiento individual (como las de los profesores, que influyen en el resultado académico de los alumnos).
Y por otro, habla de la denominada ‘profecía autocumplida’, un fenómeno que “explica nuestra inclinación a construir las condiciones necesarias para confirmar la hipótesis que sostengamos –tenemos más probabilidades de alcanzar la meta si creemos que lo lograremos–; es decir, tendemos a favorecer que se cumplan nuestras previsiones, sean buenas o malas, porque nos organizamos en esa dirección”.