El príncipe William, en la vida real, en algún momento dijo que había sido ‘una de las cosas más difíciles que había hecho’. Aquí la verdad detrás de esa famosa escena.
Los últimos minutos de la temporada seis, episodio cuatro, de The Crown nos muestran un par de rostros jóvenes y afligidos: El príncipe William interpretado por Ed McVey y el príncipe Harry por Fflyn Edwards.
Ellos desfilan solemnemente detrás del féretro de la princesa Diana, junto al entonces príncipe Carlos (interpretado por Dominick West) y el príncipe Philip (Jonathan Pryce), mientras millones de personas en la multitud lloran sin consuelo. ‘¿Por qué lloran por alguien a quien nunca conocieron?’, pregunta William a Philip. ‘No lloran por ella’, responde él: ‘Lloran por ti’.
En una decisión creativa inusual, el director de The Crown, Peter Morgan, pasa de sus actuaciones a imágenes de archivo de la vida real de William y Harry caminando por The Mall, fuera del Palacio de Buckingham, con la cabeza baja y llenos de tristeza. Aunque The Crown suele reflejar fielmente los hechos reales, Morgan hace aquí una observación particular: Esta escena no fue exagerada ni sensacionalista. Ocurrió de verdad.
El príncipe Harry tenía 12 años y el príncipe William tenía 15 años cuando su madre, la princesa Diana, murió trágicamente en un accidente de coche el 31 de agosto de 1997. Los dos jóvenes, que se encontraban en Balmoral (Escocia) con su familia, recibieron la noticia a la mañana siguiente en voz de su padre.
El funeral tuvo lugar el 6 de septiembre. La semana anterior al evento, la familia real se vio inmersa en una situación sin precedentes: Aunque Diana ya no era miembro oficial de la monarquía y, por tanto, técnicamente no tenía derecho a un funeral de Estado, el público la sí consideraba como tal: ‘La gente en todas partes, no sólo aquí en Gran Bretaña, mantuvo la fe en la princesa Diana’, comentó el Primer Ministro Tony Blair el 31 de agosto: ‘La amaban, la querían, la consideraban una más del pueblo. Era la ‘Princesa del Pueblo’, y así es como permanecerá, así permanecerá en nuestros corazones y en nuestros recuerdos para siempre’.
Incluso hasta el día de hoy, a Lady Di se le conoce como ‘La Princesa del Pueblo’ o ‘La Reina de Corazones’. Es por esta razón que su nación quería (y quizás necesitaba) llorarla unida. Así que el Palacio de Buckingham y Downing Street planearon un funeral y una ceremonial real.
Rápidamente, se suscitó un debate sobre si el príncipe Harry y el príncipe William debían participar en la procesión pública hasta la Abadía de Westminster. Al principio, la familia real se mostró reticente a colocar a los dos niños en el centro de atención: ‘Los acontecimientos de aquella semana de septiembre de 1997 fueron muy tristes, pero cuando los expertos de Downing Street llegaron al Palacio de Buckingham y empezaron a dar vueltas sobre el papel que Harry y William debían desempeñar en el funeral, la reina Isabell II quedó impactada cuando Philip gritó por el altavoz desde Balmoral: ‘Vete a la mierda’, cuando el primer ministro, Tony Blair, comenzó a gestionar hasta los más mínimos detalles del funeral, esto según lo escribió el periodista Adam Boulton en un libro sobre el exmandatario, titulado ‘Tony’s Ten Years’.
Otro plan sugería que el mayor, William, desfilara sin Harry. En sus memorias, tituladas ‘Spare’, Harry recuerda que siempre quiso apoyar a su hermano: ‘No quería que Willy pasara por una prueba así sin mí’, escribió.
Finalmente, Philip habló con los chicos: ‘Yo caminaré si ustedes también caminan’, les dijo. Y así lo hicieron, flanqueados por Philip, el príncipe Carlos y el hermano de Diana, Charles Spencer. Más de 2,500 millones de personas vieron este momento histórico en televisión.
Ya siendo adultos, ambos hombres han hablado sobre el profundo dolor que les causó esta elección (especialmente para Harry): ‘Mi madre acababa de morir y tuve que caminar un largo trecho detrás de su ataúd, rodeado de miles de personas que me miraban mientras millones más lo hacían por televisión’, le dijo al Newsweek en 2017.
Tras abandonar la familia real en 2020, habló más abiertamente de este trauma: ‘Lo que más recuerdo es el sonido de los cascos de los caballos recorriendo el Mall, ese camino de ladrillos rojos’, comentó en la docuserie de 2021 ‘The Me You Can’ t See’.
‘En ese momento, ambos estábamos en estado de shock. Me sentía como si estuviera fuera de mi cuerpo. Me limitaba a caminar y a hacer lo que se esperaba de mí, mostrando la décima parte de la emoción que mostraban los demás’, admitió. Con el tiempo, admitió, que el dolor causado por la muerte de su madre (y la posterior supresión del trauma) le llevó a buscar ayuda con terapia psicológica.
William le dijo a la BBC en el documental de 2017, ‘Diana, 7 Days’ que la caminata fue ‘una de las cosas más difíciles que había hecho en su vida’. Admitió que mantuvo la cabeza gacha todo el tiempo solo para intentar superarlo. ‘Sentí que si miraba al suelo y mi cabello me tapaba la cara, nadie podría verme’.
¿Y se arrepienten de haberlo hecho? El ahora príncipe de Gales dice que fue una decisión difícil pero necesaria: ‘No fue una decisión fácil, y fue una especie de decisión familiar colectiva el hacerlo. Existe ese equilibrio entre el deber y la familia, y eso es lo que teníamos que hacer’, declaró a la BBC en 2017.
En cuanto a Harry: ‘No creo que se le deba pedir a ningún niño que haga eso, bajo ninguna circunstancia’, expresó en su momento. ‘No creo que ocurriera hoy en día’. El conde de Spencer, por su parte, calificó la decisión de ‘extraña y cruel’.
Aunque The Crown es conocida por sensacionalizar acontecimientos de la vida real, en este caso, parece que la cruda realidad superó a la ficción.
Fuente: Vogue