Alejandro “Mono” González, referente chileno del muralisno urbano a nivel mundial: “No soy artista, soy un trabajador del arte”

El muralismo chileno es reconocido en el mundo por su potencia política, su vínculo con la memoria y su origen en las calles.

Uno de los principales responsables de este legado es Alejandro “Mono” González (78), fundador de la Brigada Ramona Parra y referente mundial del arte urbano.

En una reciente conversación con El Mercurio , el muralista reflexionó sobre su trayectoria, la esencia de su trabajo y la manera en que concibe la creación.

Y aunque su obra se exhibe en museos, estaciones de metro y ciudades como Berlín, París y Nueva York , González evita definirse como “artista” y prefiere una noción distinta: “No me siento un artista, sino un trabajador del arte” .

El muralismo chileno “vino desde abajo”

Explicó que la tradición chilena “vino desde abajo”, una diferencia del muralismo mexicano, impulsado por grandes academias.

«Nació de escritores como yo que se estaban formando, de estudiantes, de obreros. Nació de la idea de la letra y el color como base de lo colectivo, participativo y político».

El creador, además, sostuvo que las primeras obras de la brigada no buscaban reconocimiento artístico, sino comunicar con rapidez, en un contexto de precariedad material y tiempos limitados: «Era una cultura sin permiso y tenías un tiempo muy acotado para hacerlo. No puedes hacer detalles ni darte gustos: directo a la esencia. Una ‘mano-paloma-bandera’ es un solo símbolo, una metáfora visual».

 

Para González, cada mural es el resultado de un trabajo colaborativo donde participa múltiples oficios y técnicas.

Por eso insiste en definirse como trabajador del arte : «Hoy estamos trabajando en distintos talleres, con fierro, con cemento, con textil. Incluso hice hasta una baldosa. Pero todos estos trabajos no los haces solo «, recalcó.

«Somos un equipo. Hay un concepto, una intencionalidad. Para un mural que hice en Rancagua de 20 metros de altura, en el edificio de la Fiscalía, trabajé con un taller de corte láser, con soldadores, con pigmentos y cerámica. Es una puesta en escena, como ser director de cine».

Esta mirada colaborativa se refleja también en su trabajo con jóvenes muralistas, talleres en América Latina y proyectos internacionales donde combina técnicas tradicionales con nuevos materiales.

González también destacó el papel del muralismo en la construcción de la memoria histórica y colectiva.

Desde las paredes del Persa Biobío hasta sus obras en estaciones de metro como Franklin y Parque Bustamante, su trazo ha sido testigo y parte de la historia reciente del país : “Es la huella que podemos dejar (…) donde hay memoria, hay vida”.

Actualmente, el artista prepara un mural para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y participará en la Feria del Libro de la UNAM , donde se presentarán cuatro libros sobre su trayectoria.

Fuente: CNN Chile

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *